miércoles, 5 de diciembre de 2012

Preparar la fiesta


 Autor: Monseñor Eduardo Lozano | Fuente Oleada Joven

Toda fiesta lleva su tiempo de preparación. Desde pensar el lugar, los invitados, el menú hasta los detalles de último momento. En las fiestas relacionadas con la fe sucede algo semejante. Se acerca la Navidad y nos preparamos como Iglesia-familia de Dios para ese acontecimiento tan importante. Te invito a que nos preparemos con tiempo, sin dejar lo más importante de lado, o para el final y a las apuradas.

Siempre pensamos en algunos regalos sencillos para la familia y los amigos. ¿Por qué no pensamos un regalo para Jesús, algo que sabemos le gusta? Podés proponerte visitar a un enfermo, dar una mano a alguien pobre, colaborar con Cáritas, acercarte a algún familiar o vecino con quien estás peleado... en fin, cada uno sabe por dónde puede buscar un regalo para ofrecer. También podés regalarte algo lindo para vos: confesarte, ir a misa, rezar, leer la Palabra... ¡cuántas cosas que te hacen bien! Y, sin embargo, no siempre dedicamos el tiempo necesario para alimentar la fe.

En la Nochebuena celebramos que Dios se hace hombre en un Niño para llegar a tu corazón. Dios se acerca a la humanidad para darnos alegría en plenitud.

En el Evangelio Jesús dice: “Tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación” (Lc 21, 28). En pocas palabras dice mucho. Por un lado, nos da una palabra de aliento ante el cansancio o la decepción: “tengan ánimo”. Pero también es un llamado a mirar más allá, a “levantar la cabeza” y poner el corazón en la vida eterna, en nuestra vocación. La liberación es obra de Dios que viene y nos libera del pecado y de la muerte, y de todo lo que nos esclaviza y nos oprime.

Sé que arrastramos el cansancio del año, a lo cual a veces se suma el calor y situaciones de mal humor. Pero justamente por eso es necesario levantarse y caminar con decisión hacia la meta.
Hagas lo que hagas el 24 de diciembre será lunes y el 25 martes. Pero que sea una alegría del corazón para vos y los tuyos depende de la gracia de Dios y la libertad con que respondas.

Por la fe podremos reconocer que Dios nos libera de toda opresión. Démosle una oportunidad a la fe. Emprendamos este tiempo hacia la Navidad como quienes buscamos respuestas más profundas.


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