¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos?


Presentación



"Si vivimos en el Espíritu, caminemos También en el Espíritu"

"No es una simple lectura, ni tampoco un estudio. Leer la Biblia es como prender un fueguito. Hacer la Lectio es como quedarse a su lado mirándolo lento, mientras dejás que el calorcito se te meta adentro"                                  Mamerto Menapace



Los que tuvimos la posibilidad de acercarnos a la Palabra de Dios y vivir su poder transformador, sentimos la necesidad de compartir y extender a los demás esta profunda alegría de sentirse comunicado con el Padre.
Por eso la idea de formar este blog, y de invitarte a participar de él a vos, que como nosotros sos papá o mamá y te encontraste un día con un mensaje de amor y esperanza que nos trazó un camino que no queremos abandonar. La Catequesis Familiar nos permitió ese reencuentro durante los dos años de formación de nuestros niños, pero una vez finalizada, nos queda ese "vacío" que no es fácil llenar, y los ruidos y los ritmos cotidianos vuelven a hacer de las suyas... Para vos, que estás transitando junto a tu hijo la Catequesis, y te gustaría profundizar o vivir más plenamente tu espiritualidad... Para vos, que ya terminaste pero querés seguir aferrado a la mano de Dios, esta propuesta de sumarte para compartir juntos la Lectura Orante de la Palabra. Porque una Fe que no se reflexiona, deja de ser Fe, y sin Fe, la vida pierde su verdadero sentido.
Para transmitir el Evangelio a los demás, primero hay que ser evangelizado, y este proceso no termina nunca, pues siempre hay algo nuevo que Dios tiene para decirnos. La lectura, reflexión y oración diaria, a solas y si es posible en comunidad, de a dos o como se pueda (porque rezar con otros renueva la Fe y es imprescindible para crecer), va construyendo nuestra vida esos cimientos sólidos de los que nos habla Jesús en la comparación de la casa edificada sobre la roca (Mateo 7, 24-27).


Eliana y Marcelo Rojas
Padres Guías de catequesis Familiar
Nuestra Señora de la Consolación










Lectio Divina






 ¿Qué es la Lectio Divina?

Es la lectura orante de la Biblia. Es una práctica que realizaban ya las primeras comunidades desde la aparición de los primeros escritos. Y lo hacían desde la Fe en Jesús y animados por su espíritu.
Hacia 1150 el monje Guigo escribe el método para realizarla
¿Cómo es el método?
Consiste en realizar cuatro pasos
La Lectura
La Meditación
La Oración
La Contemplación
 Si nuestra vida de Fe la cimentamos sobre la palabra de Dios, nuestra vocación de enseñar el Evangelio crecerá y dará los frutos que el Señor espera de nuestro trabajo.


 Lectura y trabajo del texto elegido.


Es bueno que todos tengan la Biblia.

a) Lectura: Leerlo tranquilo, un par de veces. Ayuda leerlo en voz alta. Se puede intentar luego de la lectura reconstruir el texto, haciendo una ronda e invitando a que cada participante recuerde un pedacito del texto, en lo posible en orden cronológico. Es muy común que entre todos se reconstruyan hasta los más mínimos detalles. Atenerse sólo a lo que dice el texto, no interpretarlo todavía en este primer paso.




b) Trabajo con el texto: en este momento se aportan todos los elementos literarios, históricos, sociales, etc. que nos permitan entender mejor lo que el texto dice. Se podrían agrupar los elementos en tres categorías:

 Nivel Literario: compartir lo que sabemos sobre el género literario, el lenguaje, el estilo, observar los detalles, las partes en que está dividido.
Nivel Histórico: compartir lo que sabemos sobre la situación histórica del pueblo en ese momento, analizar los personajes que aparecen, que sabemos de ellos. Aportar todos los detalles sociales, políticos, económicos, geográficos, culturales y religiosos que nos permitan reconstruir la época y la sociedad en que fue escrito el texto leído.
Nivel Teológico: descubrir cuál es el mensaje del texto para el pueblo de ese tiempo, en las circunstancias históricas que vimos en el punto anterior y expresado en los términos literarios que también compartimos previamente.
El objetivo de este primer paso es responder a la pregunta ¿qué dice el texto?


- Meditación.
Es el momento de rumiar el texto. "Sacarle jugo", es decir encontrarle sentido y relación con nuestra vida. Comprender e interpretar cuál es el mensaje del texto para nuestros días. Actualizarlo, comparar su mensaje con la situaciones que vivimos hoy y dejar que la Palabra las ilumine y nos guíe en el mejor camino para construir el Reino. el esfuerzo en este punto se
concentra en encarnar la Palabra leída en los desafíos de nuestras vidas personales, comunitarias y sociales. Escuchar a Dios que habla desde los acontecimientos que vivimos, que sufrimos y que vislumbramos como semillas de esperanza. Se trata de escuchar a Dios que nos habla con su Palabra desde la historia que compartimos.

Trabajar juntos, ¿esta Palabra de Dios cómo se relaciona con todo lo que vivimos y compartimos en la primera parte del encuentro? ¿cuál es su mensaje para nosotros, hoy, en nuestra realidad actual?

En este segundo momento la intención es responder a la pregunta ¿qué nos dice el texto?

- Oración
Todo lo compartido se presenta ante el Señor. A través de peticiones, acciones de gracias, ofrecimientos, súplicas de perdón, lecturas de salmos o cantos. Expresar en común un compromiso que nazca de la lectura y meditación dela Palabra.

Hasta este momento Dios es quien ha hablado, primero en lo que dice el texto, luego en lo que el mismo texto nos dice a nosotros. En la oración somos nosotros los que nos dirigimos a Dios, que nos ha hablado.

La meta de este momento responde ala pregunta ¿qué le decimos a Dios, después de escuchar su Palabra?

- Contemplación
Este es el nexo con la vida que continúa luego del encuentro y se prolonga hasta la próxima reunión. Contemplar a Dios es volver la mirada al mundo de todos los días, con sus problemas, sus desafíos e intentar descubrirlo y co-rresponder a su presencia. Se trata de ofrecer un compromiso de vida, que relacionado con el texto leído, meditado y rezado, sea nuestra respuesta concreta a Dios en la vida.

Sinteticemos todo lo compartido en una frase del texto, o en el compromiso asumido. Esa idea o frase nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente, tratando de tenerla en cuenta en todo momento y buscando un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración cotidiano donde volver a charlarla con el Señor.

Escuchar la Palabra para vivirla

La lectura orante de la Biblia es el mejor camino para encontrarnos con la Palabra viva de Dios.

"En efecto, la Palabra de Dios es viva y eficaz, más penetrante que espada de doble filo. Penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, sondeando los huesos y los tuétanos para probar los deseos y los pensamientos más íntimos. Toda criatura es transparente ante ella; todo queda desnudo y al descubierto a los ojos de Aquel al que debemos dar cuentas"                                                                      Heb. 4, 12-13

Palabra que nos libera de nuestros egoísmos y nos amplía la mirada para ver el mundo con los ojos de Dios, y así poder comprometernos con firmeza, perseverancia y alegría en la transformación de este mundo en el proyecto de Dios: su Reino.


Para practicar en forma personal

- Haz el propósito de leer dedicar durante una semana 10 minutos a la lectura de la biblia. Conviene seguir los textos de cada día (están en cualquier agenda), de esta manera te unes a la oración de toda la Iglesia.

- Algunas pistas:

 Lee la lectura un par de veces en silencio.
Trata de pensar en la época en que el texto fue escrito, para entender mejor qué mensaje contiene (Es bueno leer las introducciones a los diferentes libros que traen la mayoría de las Biblias, así como las notas al pie de página)
Intenta contestarte la pregunta ¿qué me quiere decir Dios con esto?
Haz un rato de silencio interior (intenta no pensar sino escuchar, puedes cerrar los ojos, si te ayuda)
Piensa una intención a la luz del texto, ¿qué le quieres pedir o dar gracias al Señor?
Busca un compromiso concreto para vivir en el día a la luz del texto.

Ofrécelo en la oración.


Un ejemplo sencillo

LecturaMc. 4, 1-9 La parábola del sembrador.

Trabajo con el texto:

• ¿Qué es una parábola?
• ¿Por qué Jesús las usaba?
• ¿Por qué Jesús utiliza este ejemplo?
• ¿Cómo era la gente que lo escuchaba?
• ¿Cómo se sembraba en esa época?
• ¿Qué representa cada situación?

Meditación:

• ¿Qué tipo de tierra somos?
• ¿Cómo recibimos la semilla?
• ¿Damos fruto?
• ¿Qué tipo de fruto?
• ¿Cómo colaborar con el sembrador?
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Oración:


A la luz de este texto ¿qué le decimos a Dios?
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Contemplación-Compromiso:


Ofrecer una tarea a realizar , una actitud a cambiar, un gesto solidario.

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A partir de hoy comenzaremos a compartir en este espacio nuestras oraciones de las lecturas del día domingo. 





¿Qué es un Evangelio? ¿Por qué leerlo?





El Evangelio es el conjunto del mensaje Cristiano, la Buena Noticia de la llegada del Reino de Dios, hecha presente en Jesús Resucitado. San Marcos utiliza  por primera vez, ésta Palabra, en su  relato escrito contando lo que Jesús dijo e hizo, fue así que creó el genero literario Evangelio. La finalidad de ellos es pastoral y su propósito es fortalecer la Fe.

Se caracterizan por:
 Provienen de una tradición transmitida por discípulos de Jesús en el seno de las comunidades Cristianas.
Siguen un ideal común, tiene como centro y cúspide el relato de la muerte y Resurrección de Jesús
Tiene como fin proclamar la salvación, por lo que son autenticas catequesis sobre el Señor.
Son un testimonio de Fe, pues quienes lo escribieron querían comunicar una experiencia que había cambiado radicalmente su vida.


Por eso es importante tener nuestra propia experiencia, para así poder transmitir nuestra Fe.



El Santo Padre Benedicto XVI y los medios de comunicación.


MENSAJE DEL SANTO PADRE
BENEDICTO XVI
PARA LA XLV JORNADA MUNDIAL 
DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES
Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital

5 de junio 2011

Las nuevas tecnologías no modifican sólo el modo de comunicar, sino la comunicación en sí misma, por lo que se puede afirmar que nos encontramos ante una vasta transformación cultural. Junto a ese modo de difundir información y conocimientos, nace un nuevo modo de aprender y de pensar, así como nuevas oportunidades para establecer relaciones y construir lazos de comunión. Se presentan a nuestro alcance objetivos hasta ahora impensables, que asombran por las posibilidades de los nuevos medios, y que a la vez exigen con creciente urgencia una seria reflexión sobre el sentido de la comunicación en la era digital. Esto se ve más claramente aún cuando nos confrontamos con las extraordinarias potencialidades de internet y la complejidad de sus aplicaciones. Como todo fruto del ingenio humano, las nuevas tecnologías de comunicación deben ponerse al servicio del bien integral de la persona y de la humanidad entera. Si se usan con sabiduría, pueden contribuir a satisfacer el deseo de sentido, de verdad y de unidad que sigue siendo la aspiración más profunda del ser humano. Transmitir información en el mundo digital significa cada vez más introducirla en una red social, en la que el conocimiento se comparte en el ámbito de intercambios personales. Se relativiza la distinción entre el productor y el consumidor de información, y la comunicación ya no se reduce a un intercambio de datos, sino que se desea compartir. Esta dinámica ha contribuido a una renovada valoración del acto de comunicar, considerado sobre todo como diálogo, intercambio, solidaridad y creación de relaciones positivas. Por otro lado, todo ello tropieza con algunos límites típicos de la comunicación digital: una interacción parcial, la tendencia a comunicar sólo algunas partes del propio mundo interior, el riesgo de construir una cierta imagen de sí mismos que suele llevar a la autocomplacencia. De modo especial, los jóvenes están viviendo este cambio en la comunicación con todas las aspiraciones, las contradicciones y la creatividad propias de quienes se abren con entusiasmo y curiosidad a las nuevas experiencias de la vida. Cuanto más se participa en el espacio público digital, creado por las llamadas redes sociales, se establecen nuevas formas de relación interpersonal que inciden en la imagen que se tiene de uno mismo. Es inevitable que ello haga plantearse no sólo la pregunta sobre la calidad del propio actuar, sino también sobre la autenticidad del propio ser. La presencia en estos espacios virtuales puede ser expresión de una búsqueda sincera de un encuentro personal con el otro, si se evitan ciertos riesgos, como buscar refugio en una especie de mundo paralelo, o una excesiva exposición al mundo virtual. El anhelo de compartir, de establecer “amistades”, implica el desafío de ser auténticos, fieles a sí mismos, sin ceder a la ilusión de construir artificialmente el propio “perfil” público. También en la era digital, cada uno siente la necesidad de ser una persona auténtica y reflexiva. Además, las redes sociales muestran que uno está siempre implicado en aquello que comunica. Cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales. Por eso, puede decirse que existe un estilo cristiano de presencia también en el mundo digital, caracterizado por una comunicación franca y abierta, responsable y respetuosa del otro. Comunicar el Evangelio a través de los nuevos medios significa no sólo poner contenidos abiertamente religiosos en las plataformas de los diversos medios, sino también dar testimonio coherente en el propio perfil digital y en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él. Asimismo, tampoco se puede anunciar un mensaje en el mundo digital sin el testimonio coherente de quien lo anuncia. En los nuevos contextos y con las nuevas formas de expresión, el cristiano está llamado de nuevo a responder a quien le pida razón de su esperanza (cf.1 P 3,15)El compromiso de ser testigos del Evangelio en la era digital exige a todos el estar muy atentos con respecto a los aspectos de ese mensaje que puedan contrastar con algunas lógicas típicas de la red. Hemos de tomar conciencia sobre todo de que el valor de la verdad que deseamos compartir no se basa en la “popularidad” o la cantidad de atención que provoca. Debemos darla a conocer en su integridad, más que intentar hacerla aceptable, quizá desvirtuándola. Debe transformarse en alimento cotidiano y no en atracción de un momento. Con todo, deseo invitar a los cristianos a unirse con confianza y creatividad responsable a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible, no simplemente para satisfacer el deseo de estar presentes, sino porque esta red es parte integrante de la vida humana. La red está contribuyendo al desarrollo de nuevas y más complejas formas de conciencia intelectual y espiritual, de comprensión común. También en este campo estamos llamados a anunciar nuestra fe en Cristo, que es Dios, el Salvador del hombre y de la historia, Aquél en quien todas las cosas alcanzan su plenitud (cf. Ef 1, 10). La proclamación del Evangelio supone una forma de comunicación respetuosa y discreta, que incita el corazón y mueve la conciencia; una forma que evoca el estilo de Jesús resucitado cuando se hizo compañero de camino de los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 13-35), a quienes mediante su cercanía condujo gradualmente a la comprensión del misterio, dialogando con ellos, tratando con delicadeza que manifestaran lo que tenían en el corazón. La Verdad, que es Cristo, es en definitiva la respuesta plena y auténtica a ese deseo humano de relación, de comunión y de sentido, que se manifiesta también en la participación masiva en las diversas redes sociales. Los creyentes, dando testimonio de sus más profundas convicciones, ofrecen una valiosa aportación, para que la red no sea un instrumento que reduce las personas a categorías, que intenta manipularlas emotivamente o que permite a los poderosos monopolizar las opiniones de los demás. Por el contrario, los creyentes animan a todos a mantener vivas las cuestiones eternas sobre el hombre, que atestiguan su deseo de trascendencia y la nostalgia por formas de vida auténticas, dignas de ser vividas. Esta tensión espiritual típicamente humana es precisamente la que fundamenta nuestra sed de verdad y de comunión, que nos empuja a comunicarnos con integridad y honradez. Invito sobre todo a los jóvenes a hacer buen uso de su presencia en el espacio digital. Les reitero nuestra cita en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid, cuya preparación debe mucho a las ventajas de las nuevas tecnologías. Para quienes trabajan en la comunicación, pido a Dios, por intercesión de su Patrón, san Francisco de Sales, la capacidad de ejercer su labor conscientemente y con escrupulosa profesionalidad, a la vez que imparto a todos la Bendición Apostólica.
Vaticano, 24 de enero 2011, fiesta de san Francisco de Sales.

BENEDICTUS PP. XVI



10 comentarios:

  1. MUY BUENO SU BLOG, GRACIAS POR ABRIRNOS LAS PUERTAS A LA PALABRA DE DIOS, BENDICIONES!!!

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  2. ¡¡qué buen blog!! gracias por compartir con nosotros herramientas que nos ayudan a profundizar el encuentro con Jesús en su Palabra!!

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  3. Muy bueno, no lo conocia a este blog. Me llena el alma! Saludos para todos !!

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  4. siempre me intereso como hacer para profundizar y encontrar el sentido de la lectura de la palabra de Dios. voy a poner en practica lo que he aprendido , gracias!!

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    1. Nos causa mucha alegría que este espacio pueda ayudarte a profundizar La Palabra. Gracias por compartir, Dios te bendiga.

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  5. Blog rico, oportuno, necesario, para practicar y compartir, ejercitar y crecer con nuestra espiritualidad

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