Nos proyectamos hacia afuera atraídos
por la belleza que vernos en las cosas,
sin darnos cuenta de que ellas no son
sino el reflejo de la belleza real.
Y la belleza real está dentro de nosotros.
Y así, paradójicamente,
mientras más nos proyectamos hacia la belleza,
más nos alejamos de ella,
que está en la dirección opuesta
de donde la vemos: está en nuestro interior.
(Ernesto Cardenal)
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