De todos los títulos que en el mundo se conceden el que mas me gusta es el de Pontífice, que quiere decir literalmente constructor de puentes,.. en la antigüedad cristiana se refería a todos los sacerdotes y en buena lógica, iría muy bien a todas las personas que viven con el corazón abierto.
Es un titulo que me entusiasma porque no hay tarea mas hermosa que dedicarse a tender puentes hacia los hombres y hacia las cosas. Sobre todo en un tiempo en el que tanto abundan los constructores de barreras.
En un mundo de zanjas ¿que mejor que entregarse a la tarea de superarlas?.
Pero hacer puentes -y sobre todo hacer de puente- es tarea muy dura. Y que no se hace sin mucho sacrificio.
Un puente por de pronto, es alguien que es fiel a dos orillas pero no pertenece a ninguna de ellas... Y lógicamente, sale caro ser puente... Este es un oficio por el que se paga mucho mas de lo que se cobra.
Un puente es fundamentalmente alguien que soporta el peso de todos los que pasan por él. La resistencia, el aguante, la solidez son sus virtudes,...Y un puente vive el desagradecimiento: nadie se queda a vivir encima de los puentes, su tarea posterior es el olvido
Incluso un puente es lo primero que se bombardea en las guerras cuando riñen las dos orillas. De ahí que el mundo este lleno de puentes destruidos
A pesar de ello, amigos míos que gran oficio ser "puentes", entre las gentes, entre las cosas, entre las ideas, entre las generaciones.
El mundo dejaría de ser habitable el día en que hubiera en el mas constructores de zanjas que de puentes.
Hay que tender puentes, en primer lugar hacia nosotros mismos, hacia nuestra alma..., y un puente hacia los demás...
Jose Luis Martin Descalzo
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