“Todos deben ser evangelizadores, sobre todo con la propia vida. Para ello es necesario abrirse sin temor a la acción del Espíritu Santo”.
Pentecostés el Espíritu “hizo salir de sí mismos a los Apóstoles y los transformó en anunciadores de las grandezas de Dios, que cada uno entendía en su propia lengua. Así, la confusión de las lenguas, como en Babel, queda superada, porque ahora reina la apertura a Dios y a los demás, y lleva al anuncio de la Palabra de Dios con un lenguaje que todos entienden, el del amor que el Espíritu derrama en los corazones”.
El Papa Francisco ha explicado que el Espíritu infunde la valentía de anunciar la novedad del Evangelio con franqueza, en voz alta y en todo tiempo y lugar. Y que para esto debemos estar “bien apoyados en la oración, sin la cual toda acción queda vacía y el anunciar carece de alma, pues no está animado por el Espíritu”.
S. S. Francisco
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