Es gracias a la ayuda del Espíritu Santo que la Iglesia crece, Él es el alma de esta Iglesia. Es Él quien explica a los fieles el sentido profundo de las enseñanzas de Jesús y de su misterio. Es Él el que, hoy como a los principios de la Iglesia, actúa en cada evangelizador que se deja poseer y conducir por Él, y pone en su boca las palabras que él solo no podría encontrar, predisponiendo al mismo tiempo el alma del que escucha para hacer que se abra y acoja la Buena Nueva y el Reino anunciado.
Pablo VI
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