hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!
Tú estabas dentro de mí; yo, fuera.
Por fuera te buscaba
y me lanzaba sobre el bien y la belleza creados por ti.
Tú estabas conmigo y yo no estaba contigo ni conmigo.
Me retenían lejos las cosas.
No te veía ni te sentía, ni te echaba de menos.
Mostraste tu resplandor
y pusiste en fuga mi ceguera.
Exhalaste tu perfume, y respiré, y suspiro por ti.
Gusté de ti, y siento hambre y sed.
Me tocaste, y me abraso en tu paz.
San Agustín
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