Tú conoces mi alma. Tú sabes
todo lo que hay que hacer en ella.
Hazlo según te parezca. Arrástrame
hacia ti, ¡ Oh Dios mío!
Lléname con puro Amor tuyo.
No me dejes que me aparte nunca
del camino de tu Amor.
Muéstrame claramente ese camino y
nunca dejes que lo abandone: eso será
suficiente. Lo dejo todo en tus manos.
Thomas Merton
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