Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dice:
—Vengan ustedes solos, a un paraje despoblado, a descansar un rato. Porque los que iban y venían eran tantos, que no les quedaba tiempo ni para comer.
Así que se fueron solos en barca a un paraje despoblado. Pero muchos los vieron marcharse y se dieron cuenta. De todos los poblados fueron corriendo a pie hasta allá y se les adelantaron. Al desembarcar, vio un gran gentío y sintió lástima, porque eran como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles muchas cosas.
La vida de los apóstoles y del mismo Cristo era muy ajetreada y exigía una permanente atención a la tarea de la evangelización. No se podían descuidar de quienes necesitaban su palabra, pero como todos seres humanos costaba mucho esta tarea y los cansaba. Cristo lo reconocía e invitó a sus apóstoles a descansar. Mientras se alejaban se seguían dando con la gente andaba en la búsqueda de la palabra de Cristo. Entonces Cristo se apiadó de ellos y se puso a enseñar.
Así también nosotros, como personas a servicio de la evangelización, necesitamos el descanso que Cristo nos regala en estos días. Pero no nos podemos desentender de quienes necesitan ayuda en todo momento, de quienes esperan ansiosos de la evangelización, de quienes quieren ver a través nuestro el Reino de Dios.
No descuidemos entonces la tarea de evangelizar y mostrar el reino de Dios.
Oración.
Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
-Madre Teresa de Calcuta M.C.
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