Escuchad, pueblos, la palabra del Señor; anunciadla en los confines
de la tierra: Mirad a Nuestro Salvador que viene; no temáis.
(Antífona de entrada Cf. Jr 31, 10; Is 35,4)
REFLEXIÓN
“Ahora, por tanto, nuestra paz no es prometida,
sino enviada; no es diferida, sino concedida;
no es profetizada, sino realizada: el Padre ha enviado
a la tierra algo así como un saco lleno de misericordia;
un saco, diría que se romperá en la pasión, para que
se derrame el precio de nuestro rescate que contiene;
un saco, que si bien es pequeño, está totalmente lleno.
En efecto un niño se nos ha dado, pero en este niño
habita toda plenitud de la divinidad.”
(SAN BERNARDO, Sermón 1 de Epifanía, 1-2).
ORACIÓN
Señor, suban a tu presencia
nuestras súplicas y colma
en tus siervos los deseos de
llegar a conocer en plenitud
el misterio admirable de la
Encarnación de tu Hijo.
Que vive y reina contigo,
en la unidad del
Espíritu Santo.
Por Nuestro Señor Jesucristo…
Amén
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