Sin la Divina Eucaristía no habría felicidad en este mundo, la vida no sería soportable. Cuando recibimos la Santa Comunión recibimos nuestra alegría y nuestra felicidad porque recibimos a JESUS que está verdaderamente presente en el pan y en el vino
Por eso, “el que comulga se pierde en Dios como una gota en el océano. No se pueden separar. Cuando acabamos de comulgar, si alguien nos dijera ¿Qué lleva Ud. a su casa? Podríamos decir “llevo el cielo”
No digamos que no somos dignos de Él. Es verdad que no somos dignos. Pero lo necesitamos. No digamos que somos pecadores, que tenemos demasiadas miserias y que es por eso que no nos atrevemos a acercarnos. Sería como decir que estamos demasiado enfermos para ir al médico.
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