“Tanto amo Dios al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga vida eterna” Jn 3,17 Tantas cosas pasaron en tu Pasión y siguen pasando hoy. Cuántas veces te habré dicho, “tu sabes que te amo”… Seguramente te habré vendido otras tantas… y por monedas: la falta de tiempo, de aceptación, de tolerancia, de paciencia… Pero Señor, te sigo y es algo que elegí libremente, así como vos elegiste tu destino en el calvario, que fue libre. Nadie te obligó. Lo hiciste por amor, sabiendo que después, cada vez que yo te recuerde en ese “Memorial” que instituiste, la “Eucaristía”, yo te recibiría nuevamente y mi alma se llenaría de tu Gracia. Cómo no seguirte si me lo das todo. No tengo otra cosa que hacer. No hay nada que tenga el suficiente mérito para ganar lo que tú ganaste,. Sólo me pides que acepte tus enseñanzas, que confíe y crea… para que yo sea feliz, pleno. Señor dame fuerzas para no apartarme de Tí, que mi mirada siempre esté puesta en tus enseñanzas, porque Señor, el premio mayor lo ganaste Tú por mí
Escucho sobre Jesús que es el hijo de Dios, que nunca ha cometido pecados y que nos ama profundamente. Para mí Jesús es mi salvador, porque me salva de la muerte y los pecados. Me trae alegría y esperanza. A veces no es fácil aprender el mensaje de Cristo. El nos enseña con su cruz que los problemas, el dolor, y el miedo se transforma en alegría. Por eso yo le ofrezco mi corazón porque se que creyendo en él salvará mi vida. Iriel Rojas
Señor,siempre me interpelas con tu pregunta"¿Quién dices que soy?" ¿Quién eres Señor? Qué misterio tan grande, tan profundo para nuestra razón, sólo aceptado desde el corazón, con el pensamiento de Dios, no el de los hombres... Pobre Pedro, pobres nosotros, cuánto nos cuesta ver con tus ojos, escuchar con tus oídos, sentir con tu corazón. Si alguna vez dudé de tu presencia, o traté de "entenderla", te hiciste presente para demostrarme que allí estabas, en el momento justo en que tuve que cargar con mi cruz. Sólo pensar en la tuya, hacía la mía muy pequeña... y sin embargo la soportaste, la soportas conmigo... ¿Quién eres Señor? No se puede explicar. Sólo se puede sentir. Yo te sigo, como Pedro, con mi pequeñez, con mi miseria, pero con todo mi amor.
“Tanto amo Dios al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga vida eterna” Jn 3,17
ResponderEliminarTantas cosas pasaron en tu Pasión y siguen pasando hoy. Cuántas veces te habré dicho, “tu sabes que te amo”… Seguramente te habré vendido otras tantas… y por monedas: la falta de tiempo, de aceptación, de tolerancia, de paciencia… Pero Señor, te sigo y es algo que elegí libremente, así como vos elegiste tu destino en el calvario, que fue libre. Nadie te obligó. Lo hiciste por amor, sabiendo que después, cada vez que yo te recuerde en ese “Memorial” que instituiste, la “Eucaristía”, yo te recibiría nuevamente y mi alma se llenaría de tu Gracia. Cómo no seguirte si me lo das todo. No tengo otra cosa que hacer. No hay nada que tenga el suficiente mérito para ganar lo que tú ganaste,. Sólo me pides que acepte tus enseñanzas, que confíe y crea… para que yo sea feliz, pleno. Señor dame fuerzas para no apartarme de Tí, que mi mirada siempre esté puesta en tus enseñanzas, porque Señor, el premio mayor lo ganaste Tú por mí
Escucho sobre Jesús que es el hijo de Dios, que nunca ha cometido pecados y que nos ama profundamente. Para mí Jesús es mi salvador, porque me salva de la muerte y los pecados. Me trae alegría y esperanza.
ResponderEliminarA veces no es fácil aprender el mensaje de Cristo. El nos enseña con su cruz que los problemas, el dolor, y el miedo se transforma en alegría. Por eso yo le ofrezco mi corazón porque se que creyendo en él salvará mi vida.
Iriel Rojas
Señor,siempre me interpelas con tu pregunta"¿Quién dices que soy?" ¿Quién eres Señor? Qué misterio tan grande, tan profundo para nuestra razón, sólo aceptado desde el corazón, con el pensamiento de Dios, no el de los hombres... Pobre Pedro, pobres nosotros, cuánto nos cuesta ver con tus ojos, escuchar con tus oídos, sentir con tu corazón. Si alguna vez dudé de tu presencia, o traté de "entenderla", te hiciste presente para demostrarme que allí estabas, en el momento justo en que tuve que cargar con mi cruz. Sólo pensar en la tuya, hacía la mía muy pequeña... y sin embargo la soportaste, la soportas conmigo... ¿Quién eres Señor? No se puede explicar. Sólo se puede sentir. Yo te sigo, como Pedro, con mi pequeñez, con mi miseria, pero con todo mi amor.
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